En el mundo de los seguros siempre ha habido leyendas urbanas, de esas de las que nadie sabe de dónde vienen, pero que creemos que son reales, cuando resulta que son falsas. ¿Quieres saber cuáles son las más conocidas?

“Los coches de colores llamativos, como el rojo o el amarillo, tienen primas más elevadas”. FALSO.

Este mito puede estar basado en que a la hora de comprar un coche nuevo, el precio final varía en función del color que elijamos o bien que estos colores llamativos se asocian con conductores más jóvenes, inexpertos y con una conducción agresiva. Lo cierto es que actualmente las compañías aseguradoras no tienen en cuenta el color del vehículo como una variable decisiva en la cuantía de la prima, lo que sí es importante son las características técnicas del vehículo, la edad del conductor así como su historial.

“Los coche nuevos pagan más por el seguro”. FALSO.

Viene de la idea de que al ser nuevo es más susceptible a robos; pero en realidad no es así, porque los vehículos que son más susceptibles de ser robados, son aquellos que tienen más años.

“Dar parte de un accidente siempre supone un aumento de la prima”. VERDADERO Y FALSO.

Todo depende del número de partes, las circunstancias y la gravedad de cada uno de los incidentes, es posible que incluso con algún parte la póliza se mantenga o hasta baje su precio.

“Los extras añadidos al coche se incluyen automáticamente en el seguro”. FALSO.

Los elementos extras que solemos añadir al coche como GPS, sistemas de audio, etc. no están incluidos en los seguros de coche a no ser que se declare expresamente en la póliza para que queden cubiertos y, dependiendo de su valor, pueden incrementar el coste del seguro.

“El seguro a todo riesgo siempre es la opción más adecuada”. VERDADERO Y FALSO.

Cuando el coche es nuevo (hasta 5 años) lo más habitual es cubrirlo a todo riesgo, pero a partir del quinto año este tipo de pólizas no suelen contratarse; ya que en caso de sufrir un accidente, si la reparación del coche supera el 75% de su valor, las aseguradoras asumen que no merece la pena su reparación y nos indemnizarán por el importe correspondiente al valor del coche en ese momento.