Hace unas semanas os hablábamos del intercambio de casas como una forma más económica de viajar y conocer otros lugares, hoy vamos un poco más allá para explicaros la moda del couchsurfing.

Básicamente, el couchsurfing es una red de viajeros con un sistema de ofertas de alojamiento sin coste. Aunque en esencia es mucho más que un hospedaje gratuito en una casa ajena; se considera una manera de descubrir un destino turístico de la mano de una persona local; de vivir experiencias diferentes a la de un turista convencional, integrándose de manera absoluta y directa en el entorno y la cultura del lugar. El lema que mejor define esta filosofía de viaje es “Conocer el mundo a través de sus gentes”.

Couchsurfing

Imagen CC BY-ND 2.0 por Tim RT

El couchsurfing nace y toma su nombre de la afición al surf, la idea de ir en busca de la ola perfecta por las playas australianas y estadounidenses. De este modo, personas con la misma afición, idearon un sistema en el que el surfero se alojaba en casa de otro surfero, normalmente durmiendo en el sofá (“couch” en inglés) y compartían sus aficiones juntos, se conocían y de este contacto podían surgir grandes amistades. Ahora se ha desvinculado un poco del surf y se relaciona sobre todo con una nueva experiencia  que permite visitar una ciudad de otra manera.

A través del sitio web del couchsurfing, sus miembros pueden alojarse en otro lugar. Para garantizarnos la completa seguridad, debemos, como norma principal, leer el perfil completo del usuario que vamos a hospedar o en el que nos queremos hospedar, la idea es contactar con alguien con quien tengamos cosas en común, como idiomas, aficiones… y en base a esto poder enviarle una solicitud mucho más cercana y personalizada.

Reglas no escritas

Ten en cuenta, como huésped o surfer que hay una serie de “reglas no escritas”, como por ejemplo, cuando llegas a casa de la persona que te va a hospedar, llevarle un regalo, un detalle típico de tu ciudad, en señal de agradecimiento por la confianza depositada en ti.

Por otra parte, y a pesar de que te inviten a dormir en su casa, no tienen por qué invitarte también a comer, aunque este tema seguramente ya lo tendrás hablado de antemano con tu anfitrión.

Tiempo de estancia 

Con respecto al tiempo de alojamiento, se debe establecer antes de hacer el viaje, aunque todo va en función de la relación que se haya creado, pero por lo general el tiempo medio de estancia suele ser de unos cuatro días; es tiempo suficiente para conocer el lugar sin resultar pesado para el que hospeda que probablemente tendrá su trabajo y su rutina.

Cuando nosotros somos los anfitriones

Como anfitrión o hoster, debes intentar que tus huéspedes se sientan a gusto, conozcan los lugares que más les interesan y no solo los que te interesan a ti. Por su puesto, cada experiencia es diferente, puede que en algunos casos seáis más afines y te apetezca hacer de guía turístico e incluso presentarle a tus amigos, también puede que la persona a la que hospedas busque estar un poco más a su aire, o por el contrario puede que tu tengas que trabajar y no puedas pasar tiempo con el invitado, simplemente infórmale de los lugares que deberías visitar y preocúpate de saber si le han gustado.