Llega el invierno. Realmente aún falta más de un mes, pero las temperaturas comienzan a bajar y para que nuestro hogar no se convierta en un congelador, necesitamos dotarlo de un sistema calefactor. Te damos algunos consejos para ayudarte a decidirte por el más adecuado a las necesidades de tu vivienda.
Lo primero que tenemos que prever es el consumo que vamos a realizar para saber qué sistema será más económico a corto y largo plazo: gas natural o electricidad.
En el caso que la vivienda tenga acceso a la red de gas natural y tenga ya instalado un sistema de gas natural, no debemos dudar, pero si te toca renovar la instalación, aunque sea costosa, con un uso normal, a largo plazo merecerá la pena.
Calefacción de gas
La calefacción de gas es uno de los sistemas más antiguos y clásicos. También es común que tengamos una caldera para toda la casa (o bloque o comunidad) que se encargue de calentar el agua y hacerla circular por todos los radiadores. Por medio de un termostato centralizado podemos regular la calefacción de toda la vivienda o de cada estancia utilizando llaves termostáticas en los radiadores. La Organización de Consumidores y Usuarios destaca de este sistema de calefacción, el gran rendimiento calorífico, que emite poco CO2 y es muy eficiente.
Calefacción eléctrica
En el caso que no tengamos acceso a la red de gas natural, podemos hacer uso de la electricidad. Los emisores eléctricos son aparatos de calefacción individuales que permiten programar su funcionamiento por estancia en distintos tramos horarios. Este sistema de calefacción es aconsejable para lugares que no necesiten demasiadas horas de calefacción, pisos de hasta 100m2 o para viviendas de usos eventuales. Es el sistema más barato y adaptable porque no requiere obras y, a veces, no merece la pena hacer una gran inversión para una instalación. Además, no produce humos de combustión.