Gran parte del gasto energético europeo procede de nuestros hogares: calefacción, agua, electricidad… En definitiva, un 25 % de las necesidades energéticas de Europa se consume en los hogares. Como sabéis, en Lagun Aro nos hemos sumado a la plataforma climática ® de Euresa y cada mes os hablamos sobre diferentes aspectos relacionados con el cambio climático.
En este caso, queremos contaros qué podemos hacer desde nuestro hogar para frenarlo, teniendo en cuenta que más de la mitad de la electricidad consumida en la UE se produce en centrales térmicas y que la producción de energía eléctrica es responsable en buena medida de la emisión de grandes cantidades de gases de efecto invernadero.
Pero conozcamos primero algunos datos a nivel europeo que corroboran esta afirmación: el gas natural supone un 39 % de las necesidades energéticas de los 27 países de la UE; la electricidad (que procede principalmente de centrales térmicas de carbón, nucleares e hidroeléctricas), el 24 %; el petróleo, el 16 %; y las energías renovables, el 12 %.
La calefacción urbana, que representa un 6 % de las necesidades energéticas de los hogares, se genera en centrales de calefacción, desde donde se conduce hasta la vivienda del consumidor final. La huella de carbón depende del tipo de combustible utilizado (desechos, madera, calor residual, gas, petróleo).
Los combustibles fósiles, como el gas, el petróleo y la calefacción doméstica, desempeñan un papel preponderante en el calentamiento del agua. En este caso, gran parte de las pérdidas de calor se puede atribuir al mal aislamiento de los conductos de agua.
El 55 % de la electricidad utilizada en la UE procede de centrales térmicas. En Europa, la producción de un kilovatio-hora de electricidad supone la emisión de 595 gramos de dióxido de carbono equivalente.
En este sentido, se puede ahorrar mucha energía sin afectar a la comodidad de los hogares; para ello hay que utilizar aparatos con consumos energéticos menores.
¿Qué podemos hacer para proteger el clima?
- El uso de energías renovables, como la hidráulica, la eólica y la solar presenta un gran potencial de reducción de las emisiones.
- La eficiencia energética, es decir, la obtención de un grado idéntico de comodidad y el mismo rendimiento con menos energía. Las bombillas de bajo consumo, por ejemplo, son mucho más eficaces que las normales.
- El calentamiento del agua consume grandes cantidades de energía. Por ello, darse una ducha rápida es mucho mejor para el clima que tomar un baño.
- Cortar la alimentación de aparatos como el televisor y el ordenador en lugar de dejarlos en reposo reduce su consumo de energía.
- Los frigoríficos y demás aparatos domésticos de categorías A+ y A++ son mucho más eficaces que los no etiquetados. Su mantenimiento debe realizarse con regularidad.
- Reducir en 1 °C la temperatura de las habitaciones permite ahorrar al menos un 4 % de energía.
- Bajar la temperatura del calentador de agua a 60 grados Celsius posibilita el ahorro de energía.
- Una temperatura de lavado inferior contribuye a reducir el consumo energético.
- Cocinar con tapa supone un ahorro energético.