Una de las palabras más utilizadas en el mundo de los seguros es la de ‘siniestro’. Al emplear este término, lo más probable es que pensemos en un “suceso que produce un daño o una pérdida material considerable” o “en la concreción del riesgo cubierto y el nacimiento de la prestación del asegurador”.
Sin embargo, hay otra acepción, la que se refiere a la mano izquierda o al sitio que se encuentra a la izquierda de algo. De hecho, este era el significado originario del latín ‘sinister’, antónimo de ‘dexter’ «derecho» (de la misma raíz que ‘diestro’).
En nuestra cultura, y en prácticamente todas las mediterráneas, lo izquierdo tiene connotaciones negativas: por ejemplo, las aves que anunciaban los malos agüeros venían por allí; en la iconografía religiosa, el infierno y los condenados aparecen a la izquierda -“los buenos se sentarán a la derecha de Dios”-; incluso un ‘cero a la izquierda’ es alguien que no aporta utilidad alguna. Por no hablar de quien se levanta ‘con el pie izquierdo’.
En cualquier caso, si hacemos un poco de memoria, nos vendrá a la cabeza esa frase tan castellana de “tener mano izquierda”, que no es otra cosa que la virtud de saber controlar una situación complicada o saber tratar con determinadas personas.