Por desgracia, la proliferación de bicicletas en el ámbito urbano está conllevando un incremento paulatino de los siniestros con ciclistas.
Ciclistas y coches concurren en las mismas vías y, en ocasiones, el propio trazado obliga a que sus caminos se crucen: carriles bici que atraviesan una carretera convencional tras un ceda el paso o ciclistas que circulan por la calzada. Existen numerosos escenarios en los que estos dos sujetos confluyen y se pueden producir situaciones comprometidas que pueden ocasionar un siniestro.
Como es de suponer, la característica principal del ciclista es que por el medio que utiliza para desplazarse, él es su propia carrocería. En segundo lugar, normalmente los ciclistas no disponen de ninguna aseguradora que les proteja en caso de siniestro, con lo que quedan desamparados. Por último, los daños que sufre un ciclista, ante un siniestro, son potencialmente más graves que los de un conductor de coche.
En cualquier caso, todo ciclista tiene derecho a recibir una indemnización por atropello cuando la responsabilidad del accidente no sea completamente suya. El ciclista, al no contar normalmente con una compañía de seguros que le ampare, precisa de un respaldo jurídico. Huelga decir que existen determinados casos en los que la contratación de un abogado especialista en este tipo de siniestros es gratuita: aquellos en los que la victima cuenta con un Seguro de Hogar, con la cláusula correspondiente.