Esta primavera, los cerrajeros profesionales alertaban del altísimo porcentaje de cerraduras obsoletas que tenemos en nuestras viviendas y, en consecuencia, de su vulnerabilidad ante los cacos.
Según la Unión de Cerrajeros de Seguridad, el 80% de ellas deja bastante que desear, incluso en el caso de cerraduras de seguridad y alta seguridad. ¿Por qué? Porque a la velocidad que va la tecnología, los delincuentes han ido perfeccionando sus técnicas y son incluso capaces de saquear nuestra vivienda sin dejar ni rastro en la cerradura.
El denominado bumping es un método que consiste en insertar una llave con la posición más baja a la que llegan los pistones de ese tipo en concreto de cerradura y golpearla con un objeto. Así saltan los cilindros y hace que la cerradura pueda deslizarse libremente sin forzarla.
Para evitar que esto llegue a ocurrir, lo mejor es cambiarla bajo el asesoramiento de un cerrajero que nos diga qué tipo de cerradura es la más adecuada para nuestra puerta y vivienda.
En cualquier caso, una recomendación que suele hacerse es que “cuántos más minutos le pongamos a la puerta”, menos atractiva resultara para los delincuentes. Todo aquello que sume minutos a su tarea, como la instalación de varios puntos de cierre por ejemplo, jugará a nuestro favor.
Al impacto de conocer que nuestra vivienda ha sido saqueada, se puede unir la sorpresa al descubrir la desconfianza del seguro, al no hallar indicios de cerradura forzada. Por eso, conviene fotografiar todos los objetos de valor que tengamos en nuestra vivienda y guardar las garantías y facturas que testifiquen que son de nuestra propiedad.
Y, por supuesto, siempre, cerrar la puerta de la vivienda con llave.