La pesadilla que te vamos a describir a continuación es un clásico del terror cinematográfico. Llegas a casa después de una jornada maratoniana y te encuentras tu recibidor como si se hubiese el escenario del tornado de ‘El mago de Oz’. Un primer momento de incredulidad, da paso al pánico ¿Y si el responsable de este cataclismo está aún dentro de casa?
Gritar parece lo lógico pero no es lo primero que hay que hacer en una situación así. Lo más urgente en ese momento es avisar a la policía de lo ocurrido. Eso sí, si presientes que el caco puede continuar en casa, huye como alma que lleva el diablo. La peor idea sería hacerle frente. El ladrón puede forzarte para que le des todas las cosas de valor.
Como decíamos, lo primero que debes hacer es ponerte en contacto con las autoridades y aunque aunque seas la típica persona que tiene que tener los cojines orientados con la Estrella Polar, no toques nada. No recojas. Y no limpies. Ya habrá tiempo para dar rienda suelta a esas manías después del trabajo policial. Cada movimiento puede destruir una prueba que te acerque al culpable de esa situación.
Una vez que los agentes te den vía libre para retomar la vida en la casa, examina cada habitación palmo a palmo. Toca hacer una lista exhaustiva de todo lo sustraído o dañado. Si conservas las facturas de alguno de esos objetos, guárdalos pues te será de utilidad.
Si en ese listado de enseres aparece la palabra banco o algo relacionado con él, han de saltar todas las alarmas. No solo tarjetas de crédito o libretas, que sería lo evidente, sino ordenadores, memorias o cualquier otro soporte que pueda contener información sobre tu entidad. En ese caso, debes llamar prioritariamente a tu oficina para informar de lo ocurrido.
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