En el último año se han incrementado los desplazamientos en vehículos un 7%, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT). Consecuentemente, a más movimientos, más riesgos, más siniestros y más víctimas. En lo que llevamos de año, se han registrado 295 accidentes mortales en vías interurbanas en los que han fallecido 349 personas.
Como la DGT no puede limitar el uso del coche, el Ministerio del Interior ha anunciado la puesta en marcha de un plan con innovadoras medidas para paliar la siniestralidad en las carreteras. Esta propuesta, presupuestada en 7,2 millones, establece siete medidas para tres áreas concretas: las carreteras convencionales, los motoristas y las furgonetas.
Bandejas rugosas o bandas sonoras: el plan comienza con la instalación de bandas sonoras dispuestas longitudinalmente, en sentido de la marcha, tanto en los arcenes como en el eje central de la calzada, delimitando la separación de carriles. Serán 3.000 kilómetros de tramos calificados como ‘especialmente peligrosos’ por la DGT. Estudios realizados en Estados Unidos demuestran que con estas bandas sonoras se reduce un 29% las colisiones frontales y podrían disminuir los fallecidos en un 67%.
Limitar las zonas de adelantamiento: otra de las medidas para evitar los accidentes será la implantación de la doble línea continua en aquellas zonas donde haya una alta concentración de accidentes. El cambio afectará a 1.000 kilómetros de carreteras convencionales y estará concluido en cinco meses. Con esta medida, la reducción estimada es de 20 fallecidos al año.
Tratamiento de intersecciones peligrosas: los cruces de elevado riesgo será otro de los puntos de atención de este proyecto aprobado. En ellos se instalará una iluminación dinámica preventiva, que anuncia la presencia de vehículos próximos.
El plan se completa con más medidas, como la señalización específica para lugares de fuerte tránsito de peatones; la vigilancia y control de excesos de velocidad, especialmente durante la noche y en furgones de reparto, entre los que se ha detectado una alta incidencia de siniestros graves; la vigilancia de velocidad y distancia de seguridad en autovías y autopistas, con el uso de helicópteros y señales luminosas de forma persuasiva; y la vigilancia especial de las motocicletas, con controles integrales, como el de haber superado la ITV, ya que un alto porcentaje de ellas no la pasan.