Del mismo modo que no llevamos el mismo calzado cuando vamos  a la montaña que cuando vamos a la playa, cuando vamos a coger el coche el calzado que llevemos sí importa. Y, en realidad, va mucho más allá de si es cómodo o no. Importa que no resbale, que se agarre bien, que sea ligero y que no pueda engancharse con cualquier revestimiento del vehículo.

Sin embargo, es muy común, sobre todo en verano, ver a conductores cogiendo el coche en chanclas, sandalias o incluso descalzos.

Según el informe sobre el uso del calzado durante la conducción elaborado por Real Automóvil Club de España en 2020, medio  millón de conductores conducen descalzos en muchas ocasiones y hasta 800.000 confiesan ponerse habitualmente chanclas. Además, más de un 30% admite haber conducido con zapatos inadecuados como, botas de montaña, tacones altos, etc.

Tacones, sandalias… no todos los calzados son aptos

No obstante, lo más sorprendente es que hasta un 7% de los encuestados confirma que en alguna ocasión ha conducido sin ningún tipo de protección en el pie, es decir, descalzos. Por otro lado, en el caso de las mujeres los zapatos con plataformas y los tacones ocupan las primeras posiciones, un 38 y un 36% respectivamente.

Por tanto, un zapato adecuado para conducir, tanto si vamos a hacer muchos kilómetros como si no, será aquel que aúne comodidad, sujeción, flexibilidad, agarre y ligereza permitiendo la precisión  la hora de realizar movimientos y cambios en los pedales.

De este modo, al elegir un zapato debes tener en cuenta que para tener un contacto directo con los pedales, libertad de movimiento y que ayuden a la conducción tendrás que fijarte en estos aspectos:

  • Sujeción: el pie debe estar bien sujeto en su interior, sin llegar a comprimirlo en exceso y, sobre todo, evitar que esté suelto,
  • Flexibilidad: El calzado que llevemos puesto debe actuar casi como nuestra segunda piel, adaptándose a nuestros movimientos que, en muchas ocasiones, serán muy rápidos cuando vamos al volante.
  • Transpiración: Para evitar el recalentamiento es recomendable que los materiales, tanto del calzado como del calcetín, sean transpirables.
  • Comodidad y ligereza: Cuando estamos muchas horas al volante, si el calzado no es cómodo y ligero, nuestros movimientos o reacciones se verán afectadas durante la conducción.

Entonces, ¿Qué tipo de calzado tenemos que evitar y cuál no? Los expertos recomiendan calzado tipo zapatillas de deporte o mocasines, mientras que descartan otros como sandalias, chanclas, tacones, botas de montaña o, por supuesto, ir descalzo.

¿Pueden multarte por llevar chanclas?

Esta es, verano tras verano, una de las preguntas más repetidas. Y aunque es cierto que en el Reglamento General de Circulación no existen normas específicas sobre el calzado en la conducción y, por tanto, llevar un zapato inapropiado no es sancionable por sí mismo, se puede entender que dicho calzado sí afecta a la seguridad en la conducción. En consecuencia, esta conducta sí puede ser sancionable con una cuantía de hasta 80 euros.